Si echas un vistazo a la fotografía de arriba, ¿qué te parece?. Una simple excavadora, ¿verdad?. Ni siquiera es una gran foto estarás pensando…
¿Y si te dijera que en ella hay una persona? Seguro que la mayoría no han reparado en él. ¿No lo crees?
Se trata del artista chino Liu Bolin, más famoso en el mundo entero por el sobrenombre de “el hombre invisible”.
Cómo ven en las fotografías, el apodo no es en vano, pues ha logrado retratarse totalmente mimetizado con el entorno, una auténtica especialidad. Esta curiosa forma de expresión es para él una manera de rebelión ante el sistema y ha viajado por todo el mundo para realizar estas obras, en las cuales, el artista, la obra y el paisaje se funden en una sola cosa.
Realizó su formación artística en su país de origen, llevándola a cabo en la Universidad de las Artes de Shandong y en la Academia Central de Bellas Artes de Pekín, donde se especializó en la escultura.
A lo largo de su carrera, ha viajado por todo el mundo, mimentizándose en todo tipo de entornos. Al igual que él, su obra también ha viajado mucho, pues ha realizado con gran éxito exposiciones en buena parte del mundo.
No importa lo complejo y poblado que sea el paisaje, el detalle y la perfección de su caracterización es asombrosa.
Liu siempre cuenta con la ayuda de al menos dos asistentes que le ayudan con la tarea del maquillaje y la pintura sobre la ropa que necesita para sus “performances”.
La preparación de cada fotografía puede llevar hasta 10 horas.
Una vez finalizado el proceso de caracterización, Liu suele quedarse quieto, observando las reacciones de los transeúntes que pasan junto a él, para los cuales, la mayoría de las veces pasa desapercibido.
Como muchos artistas, ha sufrido la censura de su país, cuyo gobierno ha intentado poner trabas constantes a su trabajo expresivo.
Su obra más conocida, Escondidos en la ciudad, surgió como protesta de la demolición de la ciudad de Suo Jia Cun.
Cuando la ciudad fue convertida en escombros, su manera de protestar, según sus propias palabras, fue “esconderse en la ciudad”.
Pero no sólo se ha mimetizado en entornos urbanos exteriores: supermercados, expositores, tiendas, librerías o incluso papel de pared han sido algunos de sus objetivos camaleónicos.
Así como el consumismo, su mimetización en la cultura popular (libros, revistas y cómics) también es recurrente.
